Gestionar las emociones o saber sobreponerse a las adversidades son algunas de las características de la inteligencia emocional. Para conocer las últimas novedades en este ámbito se celebra en Zaragoza el II Congreso de Inteligencia Emocional. El presidente del Comité Organizador, Juan Antonio Planas, destaca la necesidad de fomentar estas habilidades en nuestro día a día.
La inteligencia emocional se define como la capacidad de sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos. De este tipo de inteligencia se desprenden algunas habilidades como el control emocional, la empatía o la autoconciencia. Habilidades que se pueden trabajar y que son importantes y necesarias en el ámbito personal, educativo y profesional.
Del 21 al 24 de mayo se celebra en Zaragoza la segunda edición del Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar (CIIEB) con el objetivo de presentar las más recientes investigaciones, reflexiones teóricas y experiencias profesionales de relevancia que se están produciendo en torno a este ámbito a lo largo de todo el mundo. En esta segunda edición, participarán más de 600 personas.
Juan Antonio Planas es el presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía y también el presidente del Comité Organizador del CIIEB. Planas destaca la importancia de fomentar la inteligencia emocional en todos los ámbitos de nuestra vida para lograr así ser más felices y “conseguir un país mejor”.
Pregunta.- ¿En qué consiste el Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar que organizan del 21 al 24 de mayo?
Respuesta.- Hicimos el primer Congreso hace dos años porque el tema de la inteligencia emocional siempre es un tema vigente. Tuvimos mucho éxito y muchas personas nos pidieron continuar con un segundo congreso en el que recoger las últimas investigaciones sobre el tema. Cada año aparecen nuevas propuestas y es necesario que toda la sociedad y, sobre todo, las administraciones educativas, pero también las no educativas conozcan las novedades en este tema, por eso organizamos este Congreso.
Tenemos un programa muy ambicioso. El jueves tendremos 22 talleres. El viernes al mediodía comienza el Congreso oficialmente con cinco conferenciantes, tres de ellos internacionales. También hay cuatro mesas redondas, siete simposios, 60 pósteres y 160 comunicaciones. La participación es elevadísima y hay aportaciones de todos los ámbitos, no solo el educativo sino también de la salud, laboral, social… y de varios países.
P.- ¿Cuáles son los principales objetivos que persigue este Congreso?
R.- Queremos que se vea que la inteligencia emocional en la sociedad actual es un tema importantísimo. Por ejemplo, en el ámbito educativo. Entre cualquier capacidad de los profesores debería predominar la capacidad emocional, también en los alumnos. Cuando hay un problema de aprendizaje suele haber detrás un problema emocional. Pero afecta también en el ámbito de la salud. Las personas que afrontan sus problemas de una manera más asertiva enferman menos a menudo y tienen más posibilidades de ser más felices. También hay una correlación directa entre lo emocional y la empleabilidad. Alrededor de esos ejes van a venir experiencias muy interesantes de aplicaciones directas. Además hemos seleccionado a personas de diferentes lugares para que nos cuenten lo más novedoso en esos ámbitos.
P.- ¿Cómo nos puede ayudar la inteligencia emocional en nuestras relaciones personales?
R.- Yo soy orientador en un instituto y lo estoy viendo cotidianamente. Hay chicos que gestionan bien sus problemas, sus frustraciones; chicos que pueden conservar durante mucho tiempo la automotivación, o personas que aunque no tienen grandes capacidades cognitivas sí tienen gran perseverancia en la tarea. O gran capacidad para sobreponerse a las adversidades… Todas estas habilidades tienen más correlación con el éxito escolar y con la felicidad. No entendemos por qué hay tantos cambios educativos con programa, etapas etc. pero no se tiene en cuenta todo esto.
Lo que vamos a intentar es que Aragón, y Zaragoza en concreto, sea el referente internacional de la inteligencia emocional en todos los ámbitos. Esto no es flor de un día sino que a raíz del primer congreso estamos preparando muchas actividades, cursos, artículos, investigaciones…para que esto sea un foro de creación de ideas. Queremos que esta idea llegue a quienes tienen que tomar las decisiones para que sepan que necesitamos personas competentes en estas habilidades para ser buenos profesores, buenos médicos, buenos ponentes, buenos políticos… y si no es así estaremos defraudando a la sociedad.
P.- ¿Y en el ámbito laboral?
R.- El eje de la empleabilidad se puede ver fácilmente, por ejemplo en una entrevista de trabajo. Una persona que controla bien su comunicación verbal y no verbal, que no se contradice que es natural, sincera… tendrá más opciones de conseguir el empleo. Porque las capacidades que se van a exigir no son solo las académicas. Hay personas que son muy inteligentes pero fracasan en su trabajo porque no saben trabajar en equipo o superar las frustraciones o personas que no comunican bien… Todo eso también es empleabilidad. No solo es conocer, sino hacer buen uso de los conocimientos, tener empatía, anticiparse a las necesidades del jefe o los clientes, etc. Y son capacidades que se tienen que trabajar, y es que la inteligencia emocional se puede desarrollar. Obviamente hay gente que tiene más capacidades innatas pero es algo que se puede trabajar desde pequeño.
P.- ¿Cómo se puede trabajar la inteligencia emocional?
R.- En la escuela tenemos bastantes experiencias en este sentido, porque aunque es novedoso en el sistema educativo, hay personas que venimos trabajando con esto desde hace tiempo. Por ejemplo, un taller importante que hacemos es para aprender a ser agradecidos o aumentar la autoestima, aprender a decir cosas positivas de los demás en público, etc. Tenemos el problema de que la mayoría de nosotros no solemos decir piropos, no solemos hacer refuerzos positivos, y eso hay que educarlo. Tenemos que aprender a pasar por alto los defectos que todos tenemos y ensalzar los positivos, algo que en Aragón no somos muy propensos a hacer. En los trabajos tambien es así. Este tipo de forma de ser hay que cambiarla y hacernos la vida más feliz desde pequeños
P.- ¿Son más felices las personas que tienen más inteligencia emocional?
R.- Por supuesto, la inteligencia emocional es clave para la felicidad. Esa persona va a tener mejor salud, más posibilidades de tener estudios, conseguirá un mejor trabajo… Así se encontrará mejor consigo mismo y con los demás y tendrá más posibilidades de tener pareja. Esto redundará en que todo funcione mejor. Por lo contrario, si te va mal en los estudios, tienes peor trabajo, estás más enfadado con la vida, eres más iracundo, etc. tienes más dificultad para conservar los amigos la familia, el trabajo… Es clave para la felicidad. Por eso en el congreso hemos añadido también el factor de bienestar, porque es algo que se aplica a todos los ámbitos de la vida.
P.- ¿Y en los adultos cómo se puede trabajar en esta faceta?
R.- Igual que en los niños. Aunque es innegable que el foco debemos hacerlo hacia el profesorado, que es el que esta con toda la sociedad, ya que todos los habitantes pasamos por una escuela. Pero es importante hacer formación emocional en todos los ámbitos laborales y también en todos los aspectos de la vida. Si un gerente de una empresa no tiene feeling con sus empleados, y hace que se trabaje en equipo, tiene en cuneta sus opiniones, etc. puede condicionar que la empresa vaya bien o vaya mal. Todo es inteligencia emocional. Nos parece que es obvio pero por desgracia casi no se ha estudiado en ninguna área y es fundamental en todas.
R.- Deben controlarse. Por ejemplo, la ira, que es una de las emociones básicas, es importantísimo gestionarla bien. Las personas que son muy impulsivas y no controlan la ira lo van a pasar mal. Hay otras emociones como la alegría o el amor que debemos fomentarlas. Lo importante es adecuar las emociones al momento oportuno. No tanto controlarlas sino adecuarlas, por ejemplo llorar es necesario, aunque sea en una persona adulta o varón.
P.- ¿Qué principales características o habilidades tienen las personas que son inteligentes emocionalmente?
R.- Son personas más optimistas y que suelen ser más líderes. Casi todos los líderes tienen esas cualidades emocionales, toleran mejor las frustraciones, etc. Hay que cuidar las cuestiones personales, control de la ira, tener empatía, saber estar, simpatía, ser sonriente… Pero también hay que tener inteligencia social, estar pendiente del grupo, disfrutar viendo disfrutar a los demás, anticiparse, amoldarse a los demás. Por ejemplo los buenos políticos deben tener estas cualidades, deben entregarse al bien común. Las personas que tienen que ser muy autoritarias carecen de inteligencia emocional, las personas que saben dirigir sin imponerse tienen mayor inteligencia emocional
P.- ¿La sociedad empieza a interesarse por temas como la educación emocional y la inteligencia emocional o sigue siendo un ámbito reservado a unos pocos?
R.- No lo suficiente, pero por suerte ya se está bien que cada vez es más necesario fomentar estas habilidades. Ahora, solo tener buena formación académica no es suficiente para encontrar un buen trabajo, se necesitan otras habilidades. No solamente la inteligencia emocional, sino el coaching, el mindfulness, etc. hay muchas ramificaciones por las que se va extendiendo. El único problema es que cuesta que llegue a nuestros políticos. A ver si ahora que hay nuevas elecciones los nuevos gerentes se dan cuenta de que tenemos que adelantarnos. La inteligencia emocional es el futuro, tenemos que tener buenos profesionales en todos lo ámbitos que den prioridad a este tema para conseguir un país mejor.