El próximo mes de mayo tendrá lugar el Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar. La Asociación Aragonesa de Psicopedagogía es la encargada de organizar este evento en el que participarán 400 profesionales de Europa e Iberoamérica. Juan Antonio Planas es orientador y presidente de la AAPS.
Zaragoza.- Zaragoza acogerá el próximo mes de mayo el Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar en el que se tratará la importancia del desarrollo de las habilidades emocionales en el que cobrarán especial relevancia aspectos como el empleo, el deporte y la educación.
La Asociación Aragonesa de Psicopedagogía es la encargada de organizar este congreso en el que colaboran una veintena de instituciones. Su presidente, Juan Antonio Planas, nos habla de este evento internacional y de cómo las capacidades emocionales pueden afectar al futuro de cualquier persona.
Pregunta.- ¿Qué es la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía?
Respuesta.- Es una organización fundada hace ya 18 años un grupo de profesionales relacionados con el ámbito de la psicopedagogía y la orientación. Pero en ese momento no contábamos ni siquiera con facultades de educación, es decir, en Aragón hacía falta mucha más formación en ese sentido. Por ello nos lanzamos y creamos esta asociación.
P.- ¿En qué centra su trabajo esta organización?
R.- La Asociación de Psicopedagogía nació con mucha fuerza. Ya en el año de su nacimiento, en 1993, hicimos el primer congreso internacional. A partir de ese momento no hemos parado de realizar cursos homologados, presenciales y a distancia, seminarios, congresos… Ahora, además, estamos embarcados en distintos proyectos, en muchos frentes, gracias a nuestra colaboración con las diferentes instituciones como Ibercaja, la Diputación, la Universidad de Zaragoza, entre otros.
P.- Una de las actividades que van a celebrar en los próximos meses es el Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar.
R.- Efectivamente. Se trata de un congreso de grandes dimensiones en el que colaboran 25 instituciones de todo el mundo. Además, hemos conseguido que más de 400 profesionales de Europa e Iberoamérica se interesen por este evento lo que, sin lugar a dudas, va a propiciar que Zaragoza se convierta en un referente internacional sobre la inteligencia emocional.
P.- ¿La inteligencia emocional y el bienestar son dos términos muy ligados?
R.- Así es. Por ejemplo, en el ámbito educativo que es el que más conozco, estamos comprobando que el fracaso escolar y los problemas de aprendizaje tienen su génesis en cuestiones emocionales. Detrás de un chico que fracasa, hay una familia que se encuentra en la misma situación, hay problemas personales no resueltos o aspiraciones que no llegan. Lo emocional envuelve siempre al ámbito intelectual.
P.- ¿Habla de la educación emocional en el aula?
R.- Sí. La inteligencia emocional y el bienestar cobran especial relevancia en la educación. Un profesor que no tenga resueltas sus cuestiones personales, difícilmente va a poder hacer bien su trabajo. Pasa lo mismo en las familias; si no animan a los chavales, si no les ayudan a desarrollar bien sus capacidades emocionales, supondrá un lastre en su educación, tendrá efectos negativos en su futuro.
P.- En el congreso también hablarán de empleo y emprendimiento. ¿Cómo lo relaciona con la inteligencia emocional?
R.- Las personas que necesitan incorporarse al mundo laboral, sobre todo en estos tiempos de crisis, necesitan desarrollar unas habilidades muy vinculadas a la inteligencia emocional, como saber trabajar en equipo, tolerar bien la frustración, tener expectativas realistas… una serie de cualidades que, en esta sociedad del futuro, son importantísimas.
Muchos jóvenes empiezan a tener iniciativas de emprendimiento que tienen mucho que ver con esas capacidades emocionales, de tener la seguridad para afrontar un reto y saber sacarlo adelante, de tener expectativas de éxito. Si una persona se pone límites, seguramente los va a encontrar.
P.- Otra de las ramas que se va a tratar es el deporte…
R.- Habrá varias mesas redondas dedicadas a la salud y el deporte en las que se relacionarán estos conceptos con la inteligencia emocional. La razón es muy sencilla: sentirse bien físicamente también ayuda a estar bien anímicamente.
Al practicar deporte segregamos unas endorfinas que nos hacen estar más contentos y positivos. También pasa lo mismo en sentido contrario. Cuando alguien no canaliza bien sus frustraciones y dificultades segrega acetilcolina que hace que veamos las cosas de una manera muy negativa.
P.- ¿Hasta qué punto es necesario conocer y controlar nuestras emociones?
R.- Cualquier persona debe conocer sus emociones y, posteriormente, canalizarlas. Las personas que son muy impulsivas, que no saben encauzar bien sus emociones, tienen más problemas en su vida personal y en su relación con los demás. Esto conduce a tomar decisiones equivocadas y decir cosas inapropiadas, incluso se puede llegar a la violencia.
P.- ¿Es bueno ser una persona emocionalmente activa?
R.- Por supuesto. Los españoles, en general, y los aragoneses, en particular, no somos muy dados a expresar nuestras emociones y a dejarnos llevar por ellos, algo que es muy positivo. Además, hoy en día nos encontramos una barrera que hay que romper. Los niños tienen un déficit muy importante en conocerse y en interpretar los mensajes faciales de los demás, porque se han acostumbrado a los mensajes virtuales.
P.- ¿Qué le diría a todos aquellos que no tienen en cuenta que la inteligencia emocional afecta a todos los ámbitos de la vida?
R.- Haría hincapié, sobre todo, en las autoridades educativas. Deben reflexionar sobre el papel que del profesorado. Estamos llenando nuestras aulas de personas que tienen mucha formación científica pero que dejan de lado las cuestiones afectivo-emocionales. Se debe mirar no solo su perfil académico sino también el emocional. El objetivo es que dinamicen la clase, que saquen lo mejor de cada uno de sus alumnos y que no dejen que ningún chaval se quede por el camino.
El perfil del profesorado debería concretarse más, es sumamente necesario. Si antes era importante tener habilidades emocionales, en la sociedad del futuro lo es todavía más. Una persona que no desarrolle estas aptitudes difícilmente triunfará en lo personal y lo laboral.
Fuente: Aragondigital