Decálogo emocional para las familias

Continuando con esta sección de consejos dirigidos a las familias, iniciamos una serie de artículos relacionados con la importancia de la educación emocional. Precisamente se va a celebrar del 21 al 24 de mayo de 2015 en Zaragoza el Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar.

Lo organiza la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía con la colaboración de otras entidades públicas y privadas. Esperamos la asistencia de más de 400 profesionales tanto de Europa como de América.

Pretendemos dar a conocer las principales investigaciones que se están produciendo a nivel mundial. De igual manera, habrá un ambicioso programa de talleres, mesas redondas, conferencias y comunicaciones. Por otro lado, hemos diseñado otras actividades «imprevisibles», «creativas» «imaginativas» y que generarán sorpresa y participación por parte de los asistentes. De las aportaciones que nos han llegado, extraemos estos consejos para las familias:

– Fomenta desde la más tierna infancia la autoestima de tus hijos. Dales seguridad y previsibilidad. No hay nada que genere más inseguridad que las normas cambiantes, la imprevisión y los cambios bruscos.

– Hay que enseñar a los hijos a tolerar la frustración. Es muy educativo que aprendan a que cada error conlleva una consecuencia y que no todo que se quiere se consigue.

– Es preciso enseñarles a demorar las recompensas. La inmediatez en recibir cualquier compensación hace que nuestros hijos sean exigentes y ansiosos. Obviamente, habrá que ir acompasando esta demora a la edad.

– Los límites educativos, el favorecimiento de la autoestima, la curiosidad tienen que ver con la inteligencia emocional.

– Debemos acostumbrar a nuestros hijos al sentido del humor, a ser optimistas y a tener expectativas de éxito. La autoprofecía cumplida tiene que ver con las expectativas que vayamos teniendo para con ellos. Si les transmitimos unas expectativas favorables y realistas tenderán a esforzarse por cumplirlas y, por el contrario, cuando éstas sean bajas, se desanimarán y no se obligarán por mejorar.

– También existen otras cualidades no menos importantes que se deben trabajar desde la propia familia: la empatía (ponerse en la piel del otro) y la resiliencia (capacidad para sobreponerse en las adversidades). Para ello es mejor predicar con el ejemplo.

– En la sociedad del futuro se va a hacer cada vez más necesario la existencia de personas con una gran madurez emocional capaces de tolerar la frustración, de trabajar en equipo, de ser fácilmente motivables y con gran capacidad de liderazgo. Capacidades relacionadas con la inteligencia emocional como la perseverancia en la tarea, la capacidad de innovación y creatividad, la empatía van a ser necesarias para mejorar en los aspectos personales y también en las competencias profesionales. ¡Qué mejor que educar estas competencias desde la niñez!

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